La canción fue compuesta en colaboración con Montserrat Caballé para los Juegos Olímpicos de 1992. Se dio a conocer en octubre de 1987 y formó parte del álbum de nombre homónimo en el que los dos artistas despliegan todo su virtuosismo vocal. Aunque Freddie no llegó a cantarla en el encuentro deportivo porque falleció meses antes, el 24 de noviembre de 1991, la canción se convirtió en uno de los himnos más famosos de los Juegos Olímpicos